STEVEN WILSON, la
mente del gestor. ( Dedicado a Joan aito)
El futuro lo definen aquellos que, en sus distintos ámbitos
de actividad, saben gestionar mejor la complejidad. Complejidad de datos, de
informaciones, de elementos químicos, biológicos, sociales, económicos, etc…
.También de los elementos musicales.
Un buen gestor de complejidad es el que actúa pensando que
el futuro no es una amenaza de la que haya que protegerse ( no piensa y actúa
en función de su pensión, no piensa que el mundo seguro será inhabitable, que
siempre todo va a peor) sino que modifica, crea, inventa y soluciona la
complejidad de forma provechosa, sin miedo, modificando así el futuro y
generando el progreso.
La simplificación, la necesidad animal de establecer buenos
y malos, la reducción de la complejidad a una sola religión, a una sola raza, a
una sola bandera, a una sola forma de entender la realidad, es el peor enemigo
del progreso.
También es así en la música. Y Wilson es un perfecto gestor
de elementos musicales, y de músicos. Si uno disecciona sus discos y los somete
a una reducción adecuada, es lo que ocurre con éste último, siempre es posible
conocer las trazas originales de cada elemento y el porqué están aquí y no “
allí”, eso es lo que caracteriza la buena gestión de la complejidad.
Por eso, a una especie de frialdad compositiva casi
quirúrgica, Wilson siempre añade su carácter creativo y siempre nos sorprende,
como esta vez, introduciendo y gestionando a la vez una voz femenina, unos
temas pop, unas percusiones electrónicas, una balada que evoca los setenta, una
melodía insoportablemente bella como la de 3 Years Old, o una compleja
Ancestral, o un tema que parece del FOABP, o unas guitarras que parecen
evoluciones de la de Guilmour o, incluso, una voz eunuca que parece
transplantada del último disco de The Enid, o un sintetizador como el de
Regret9, que es el de siempre pero nuevo, fresco, todo en un totum revolutum
que, sorprendentemente, cuadra tan bien que no parece pensado por una sola
mente, pero por eso es una obra de arte.
Y todo producido, empaquetado y cantado con una voz que cada
vez tiene más matices, sometiendo estrictamente a sus impresionantes músicos,
que se dejan hacer encantados, a un guión previamente estudiado de forma
milimétrica, y que son capaces de hacer sonar la mente del gestor.
Joan, el piano en 5:16 de 3Years Old y las estrofas que
siguen con esos rasgueos de guitarra y la voz adolescente de Wilson son como
una especie de porcelana para los oídos, son tan perfectos y empalagosos que
hay que escucharlos con cuidado para que no se rompa el equilibrio exacto con
el que todo sucede; a mí me encanta, me dejo llevar…. Routine, Regret9 y 3years
Old me parecen los temas que más destacan, los otros son muy buenos pero
digamos que no me han sorprendido tanto porque los ingredientes ya los he
saboreado otras veces, y su gestión me parece menos creativa, claro que quizás
con más escuchas descubro otras cosas, y en directo serán seguro una cosa
especial. Me parece que empieza a gustarme más el Wilson delicado de Routine o
cambiante de 3 Years Old, un tema precioso, bello, que acaba casi como empieza
The Cinema Show, que el de los crescendos a lo FOABP, y su voz empieza a ser
casi tan atemporal como la de Gabriel…
Y para acabar porqué no decirlo, es un bellísimo producto
musical, pensado para ser tocado en directo y para ser explotado
comercialmente, hecho a medida para sus músicos, pero no son un grupo, es él,
porque Wilson finalmente, acaba gestionando como nadie hoy día la complejidad
de elementos musicales que este trabajo atesora. Es una parte del progresivo
del futuro, una parte importante que hace posible que un post-cincuentón como
yo disfrute igual que mis hijos adolescentes los cuáles, eso espero, hablarán a
sus hijos de este músico como nosotros lo hicimos en su día de Génesis, de KC,
de Pink Floyd, etc..
VIVA EL PROG¡¡.